Estrategia soviética en el Medio Oriente (1965–1973)
Entre 1965 y 1973, la estrategia soviética en el Medio Oriente estuvo influida principalmente por preocupaciones geopolíticas más amplias, especialmente su involucramiento en Vietnam. La prioridad de la Unión Soviética era mantener las rutas de suministro hacia Vietnam del Norte, ya que las rutas terrestres a través de China estaban comprometidas debido a las tensiones sino-soviéticas y la Revolución Cultural. El cierre del Canal de Suez después de la Guerra de los Seis Días obligó a los soviéticos a utilizar la ruta marítima por el Cabo de Buena Esperanza, lo que dificultó considerablemente sus operaciones logísticas. Reabrir el canal se convirtió en una prioridad estratégica que condicionó muchas de sus políticas en la región.
La Guerra de los Seis Días y la moderación soviética
La Guerra de los Seis Días de 1967 no fue provocada ni alentada por la Unión Soviética, ya que el conflicto interrumpía sus objetivos estratégicos. Aunque la URSS había estado equipando a Egipto y Siria, no estaba preparada para una guerra a gran escala. A medida que aumentaban las tensiones, los soviéticos intentaron prevenir el conflicto, advirtiendo a Egipto sobre las intenciones israelíes y aconsejando cautela. Sin embargo, sus esfuerzos fueron insuficientes, y la guerra estalló. Durante el conflicto, la URSS evitó un enfrentamiento directo con Estados Unidos y se abstuvo de reabastecer a las fuerzas árabes. Solo amenazó con intervenir directamente el 10 de junio, cuando temió que Israel avanzara sobre Damasco.
Apoyo Posterior y la Guerra de Desgaste
Tras la Guerra de los Seis Días, la URSS reabasteció rápidamente a Egipto y Siria, extendiendo también ayuda a Sudán, Irak y Yemen. En 1970, el número de asesores militares soviéticos en Egipto había alcanzado los 20,000, integrándose en todos los niveles de las fuerzas armadas egipcias. La Guerra de Desgaste (1969–1970) marcó una mayor implicación soviética, ya que operaron sistemas de defensa aérea egipcios y proporcionaron cazas MiG-21 pilotados por soviéticos. Aunque esto fortaleció las defensas de Egipto, las contramedidas israelíes y la tecnología proporcionada por Estados Unidos limitaron la efectividad soviética.
La crisis en Jordania y la muerte de Nasser
En septiembre de 1970, durante la guerra civil en Jordania, los soviéticos apoyaron una incursión siria en el país con el objetivo de debilitar al rey Hussein y provocar la intervención de Israel o Estados Unidos. Sin embargo, el esfuerzo fracasó cuando las fuerzas jordanas repelieron a los tanques sirios. Ese mismo mes, murió el presidente egipcio Gamal Abdel Nasser, y su sucesor, Anwar Sadat, comenzó a reducir la influencia soviética en Egipto. A pesar de los intentos de la URSS por mantener el control, incluida la firma de un Tratado de Amistad en 1971, Sadat purgó a los funcionarios pro-soviéticos y comenzó a acercarse a Occidente.
Cooperación limitada y la guerra de Yom Kippur
Para 1973, la influencia soviética en Egipto había disminuido considerablemente, aunque continuaban suministrando armas a Egipto, Siria e Irak. Sadat informó a Moscú sobre sus planes de atacar a Israel, y aunque los soviéticos apoyaron a regañadientes a Egipto para preservar su influencia regional, retuvieron armamento ofensivo avanzado. Durante la Guerra de Yom Kippur de octubre de 1973, la URSS buscó mantener la polarización regional, esperando manipular la agresión israelí o una respuesta excesiva de Estados Unidos a su favor. Aunque los esfuerzos soviéticos de reabastecimiento a Egipto y Siria fueron significativos, no lograron cambiar el curso de la guerra. Cuando las fuerzas israelíes amenazaron con destruir a las tropas egipcias, los soviéticos incrementaron su preparación para una posible intervención, pero la diplomacia finalmente evitó un enfrentamiento directo entre superpotencias.
Consecuencias y declive de la influencia
Los resultados de la guerra fueron mayormente negativos para la URSS. Estados Unidos restableció relaciones con Egipto, excluyendo a la Unión Soviética del proceso de paz entre Egipto e Israel. Los soviéticos reforzaron sus lazos con Siria y Libia, y esta última compró 20,000 millones de dólares en armas soviéticas entre 1974 y 1985. Sin embargo, la pérdida de influencia en Egipto marcó un importante revés para la estrategia soviética en el Medio Oriente.
Este período refleja los desafíos de la URSS para equilibrar sus ambiciones regionales con prioridades globales más amplias, así como las limitaciones de su influencia en un escenario de alianzas en constante cambio en el mundo árabe.
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