Argentina: El eterno retorno de los zurdos peronistas que no conviven con la democracia

La Tablada: La locura que siempre vuelve

Por: José Martiniano Duarte




A partir del año 1983, el gobierno del presidente Alfonsín había logrado enjuiciar a los generales responsables de la dictadura y a los cabecillas de las organizaciones armadas que habían bañado de sangre el país en la década del ‘70, había soportado planteos y había sabido escuchar, aunque con algunas limitaciones, los reclamos. Lo lógico de esperar era que las desavenencias, los odios y los rencores se fueran diluyendo con el tiempo. ¿Por qué no ocurrió así? Porque desde el gobierno -desde facciones del propio radicalismo- y desde importantes sectores de la sociedad, persistía el rencor y la visión ideológica alimentaba los deseos de revancha y venganza. El odio y el encono seguían tan vivos como siempre, columpiados por sueños persistentes que hacían peligrar la democracia.
Era legítima la aspiración del gobierno de poner fin a la sucesión de golpes cívicos militares que por medio siglo había producido una alternancia inconcebible y retrógrada. El error, fue que el gobierno no advirtió que, terminada la guerra de Malvinas, una generación de militares había surgido del hartazgo a la política dentro del Ejército. Y no contento con eso puso el acento de sus críticas casi exclusivamente en lo actuado por los militares durante la década del ‘70; tanto que se borró de un plumazo todo lo actuado por las Fuerzas Armadas y de Seguridad durante los gobiernos de Perón y de Isabel Martínez de Perón y lo hecho por las organizaciones terroristas, antes del 24 de marzo de 1976.
El gobierno, había exculpado y victimizado casi por completo a las organizaciones armadas subversivas. Y no sólo eso, también les proporcionaba un excelente fundamento de expiación a los civiles, políticos y ciudadanos de a pie, que por décadas habían golpeado las puertas de los cuarteles. Los únicos malos en la Argentina fueron (y seguían siendo) los militares. Fue durante esta época cuando empezó el mito de que las organizaciones armadas terroristas lucharon por la recuperación de la democracia. La hipocresía y el cinismo de esta afirmación insultaba la inteligencia de quienes conocíamos la historia.
En aquellos tiempos previos al ataque terrorista de la Tablada, Alfredo Leuco y otros que, como vimos, fueron colaboradores de la revista “Entre Todos”, que dirigía Carlos (Quito) Burgos, del MTP, tal vez, también, simpatizaban con esas ideas.
Muchos también festejaban el triunfo sandinista en Nicaragua y ansiaban estar allá para vivir en carne propia la euforia de la revolución triunfante del comunismo en esa partecita de América.
A pesar de que el muro de Berlín se demolía y con él, se derrumbaba la Unión Soviética y el más grande proyecto comunista de la historia, los nostálgicos simpatizantes argentinos soñaban aún con la resurrección de los ideales por los que habían muerto y matado hacía apenas una década atrás.
Lo cierto es que la lucha, para muchos argentinos que fomentaban el marxismo más revolucionario, no había cesado con la recuperación de la democracia, ni mucho menos.
La democracia fue siempre un verdadero escollo para ellos en su camino hacia la conquista del poder. Y no es cuestión de repartir culpas o pasar facturas. Quedará en la conciencia de los que colaboraron y simpatizaron con ese foquismo iluminado, que estuvo muy cerca de regresarnos a la atrocidad de la guerra civil; ellos sabrán si en aquellos años todavía soñaban con la reivindicación de la lucha armada o fue, apenas, una locura de verano juvenil.
Lo que sí es seguro, es que el gobierno de Raúl Alfonsín no quiso, no supo o no pudo -parafraseándolo al propio Presidente-, dar por terminado el conflicto de la década anterior; y no digo cerrar las heridas que dejó la guerra civil que vivimos. Las heridas de esa lucha fratricida y sin reglas, iban a tardar mucho más en cerrar, si las cosas se hacían bien.
Y se hicieron mal; me refiero a cerrar las puertas a la posibilidad de volver a encender las brasas del odio que todavía humeaban y que, increíblemente, hoy aún están ardientes, después de haber sufrido doce años del gobierno más corrupto de nuestra historia.
En el mes de mayo de 1986, en la página 22 de la revista “Entre Todos”, el Movimiento Todos Por La Patria, hizo su presentación oficial. En la editorial de ese mes, su director, Carlos Alberto (Quito) Burgos, anunció que en la misma se daría cabida a las diferentes opiniones, compartieran o no la forma de acción política que ellos proponían. La propuesta política, consistía a grandes rasgos, en la democracia participativa con la intervención directa del pueblo en las decisiones política y fomentaba la reconstrucción y el apoyo de las organizaciones naturales de la comunidad: sindicatos, sociedades de fomento, clubes, uniones vecinales…
La propuesta fomentaba también el plebiscito sobre las Fuerzas Armadas, dado que consideraban que debían recuperar su carácter sanmartiniano. Firmaban esa propuesta lo que ellos llamaban la Mesa Nacional Provisoria: Juan Antonio Puigjané, Melitón Vázquez, Martha Fernández, José Liñeiro y José Serra.
Se entendía, en aquel momento, que el Movimiento Todos por la Patria era una corriente política que estaba buscando su reconocimiento, pero entre tanto, dentro del secretariado general, ciertos personajes empezaron a tratar de reivindicar ideológicamente el Cuarto Congreso de la Internacional Comunista y la lucha armada, principalmente todo lo realizado por las organizaciones subversivas en los años ‘70.
En el mundo, el comunismo estaba cayendo estrepitosamente, se derrumbaba la Unión Soviética con todos sus misiles, submarinos y portaaviones nucleares, con todo su poder, pero acá en la Argentina, unos señores y señoras se preparaban, fusil y RPG7 en mano, a resucitarlo. Increíble pero cierto.
En la última etapa del gobierno que pretendía reivindicar los valores democráticos, éstos se estaban haciendo añicos a manos de un grupo de fanáticos y la página que había tratado de dar vuelta el presidente Raúl Alfonsín era sobre la que se pretendía volver.

Comentarios

Entradas populares