Peronismo, terrorismo, araucanos y la puta que los parió

El terrorismo kirchnerista nunca cambia



El hijo de puta de Urien

El 17 de noviembre de 1972 Perón regresó a la Argentina después de diecisiete años de exilio. Una foto inmortalizó el momento en el que al descender del avión el viejo caudillo era protegido de la lluvia por un paraguas que sostenía el secretario general de la CGT, José Ignacio Rucci. Ese día, en que se materializaba el primer regreso de Perón al país, se produjo un incidente grave en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), cuando el guardiamarina Julio César Urien, creyendo que Perón sería detenido por el gobierno militar al llegar, con su compañía tomó la ESMA, matando en el hecho de un tiro por la espalda al cabo Leonardo Contreras. Junto a Urien, tomaron parte de la sublevación el teniente de navío Carlos Lebrón, los guardiamarinas Aníbal Acosta, Ricardo Luis Hirsch, Mario Actis y Mario Galli. Todos ellos fueron apresados y dados de baja. Tras el triunfo de Cámpora en 1973, los traidores fueron amnistiados, liberados y reincorporados al servicio en disponibilidad. Tres semanas después de la muerte del presidente Perón, su sucesora, María Estela Martínez de Perón, dictó un decreto por el cual dispuso la baja obligatoria de los sublevados.



Urien fue nuevamente detenido durante el Proceso Militar. Desde la cárcel lideró la resistencia. Fue liberado el 17 de octubre de 1983. Tras su liberación siguió militando en “Montoneros” con el grado de oficial. Junto con Lebrón fueron los redactores del “Manual Militar de Montoneros”, que sirvió para instruir a los militantes sobre la utilización de armas de fuego, la fabricación de bombas caseras en sus diversas variantes y formas de uso.
Treinta años después, el 17 de noviembre de 2005, el presidente Néstor Kirchner le restituyó el grado y lo ascendió dos grados más, otorgándole la jerarquía de teniente de fragata (RE).
En diciembre de 2005 Néstor Kirchner lo designó Director de los Astilleros Río Santiago. (Antes había sido director del PAMI en San Martín). En 2008 renunció sin haber hecho nada por levantar la destruida industria naval.
Ahora es uno de los cerebros detrás de la sublevación pseudo mapuche en nuestra Patagonia.
Por supuesto Julio César Urien fue indemnizado por el tiempo que pasó en prisión, porque para el Estado Argentino haber sido condenado por terrorista, asesino, traidor a su Fuerza y a la Patria, lo convertía automáticamente en un “joven idealista”, y como tal, víctima de la dictadura. En ese carácter cobró 200.948 dólares en 1994 (expte 329955/92), 5.302 dólares en 1995 (expte 330505/92) y se le reconocieron 144.828 pesos en 2015 (expte 0035893/12), todo bajo el amparo de la ley 24.403 que indemniza a "detenidos-desaparecidos". Por supuesto la familia del cabo Contreras, asesinado por Urien por defender a su unidad, no recibió nada. Eso forma parte del famoso “curro” de los Derechos Humanos. Así seguimos ignorando a las víctimas de la subversión, y así funciona el sistema judicial de nuestro país, sin que a nadie se le mueva un pelo.
Además en 2005, cuando se le devolvió el grado militar y se lo ascendió, se le reconocieron 33 años de sueldos desde su baja por terrorista en 1974. A él y a tres terroristas más.
Siento mucho asco.
Jorge Tisi Baña

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