Militares le dicen a Trump que no reprimirán

Los generales no creen en Trump

Cargos militares recuerdan que no están para atacar a sus conciudadanos


La Vanguardia


Miembros de la Guardia Nacional en el Memorial Lincoln de Washington DC (POOL / Reuters)

Francesc Peirón | Nueva York, 

Ecos de crisis uniformada en Estados Unidos. Los generales, incluidos algunos que forman parte de su gobierno o que estuvieron en su día, han dado la espalda al presidente Donald Trump.

En la lista figura incluso el actual secretario de Defensa, Mark Esper, lo que ha originado el ruido de guillotina. “Si el presidente hubiera perdido la confianza en él, ya lo sabríais”, respondió el portavoz Hogan Gidley.

Cristales rotos fuera y dentro de la Casa Blanca.

Su afán por militarizar la calles contra los ciudadanos estadounidenses ha abierto una brecha en un sector como el de los uniformados, del que Trump siempre ha alardeado de cuidar como nadie.

Resulta curioso que un hombre que se escaqueó de la guerra de Vietnam por unos espolones en los pies –“mi Vietnam consistió en esquivar el sida en Nueva York”–, viva subyugado por la parafernalia militar.

Cargos del Pentágono indicaron que se entrenan en el uso de armas letales contra enemigos extranjeros y no para aplicar la ley y el orden dentro del propio país. La plaza Laffayette de Washington no es Tiananmen. Los responsables del ejército son conscientes de que el 40% de su tropa es afroamericana.

Senadores republicanos
El presidente ha ido demasiado lejos y hay que tener valor para hablar, creen algunos

En el centro del huracán se ha situado el general Mark Milley,presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor. Que Milley apareciera vestido de faena al acompañar a Trump a la iglesia de Saint Join, tras “limpiar” la calle de manifestantes por la muerte del afroamericano George Floyd, dio la imagen de un país dictatorial. Milley se excusó, tras asegurar que no sabía a dónde iba, en un mensaje a los máximos rangos recordándoles que la Constitución “da a los ciudadanos el derecho a la liberad de expresión y a la asamblea pacífica”.

El almirante Michael Gilday, alto mando naval, comunicó a sus marineros que “necesitamos escuchar, muchos colegas son negros y están en un momento de profundo dolor”.

El sargento primero en jefe, Kaleth Wright, que es negro, tuiteó: “Yo soy George Floyd”.

Trump fichó para su primer ejecutivo a varios generales como demostración de poder. Uno de los más elogiados fue James Mad Dog Mattis. Puso énfasis en el “perro rabioso” del apodo.

Hoy, según el Twitter del presidente, Mattis es “uno de los generales más sobrevalorados del mundo”. El arrebato responde al guión habitual de Trump, de admirado a despreciable. En este caso a que Mattis, que ha guardado silencio desde que renunció hace 17 meses, ha dicho basta al ver la reacción del presidente frente a las protestas por la muerte de Floyd a manos de un policía blanco y sus tres colegas y cómplices.

“Donald Trump es el primer presidente a lo largo de mi vida que no intenta unir a los estadounidenses, ni lo pretende”, escribió en The Atlantic. “En su lugar –añadió– intenta dividirnos. Somos testigos de las consecuencias de tres años de deliberado esfuerzo. Somos testigos de tres años sin un liderazgo maduro”.

Mattis no se olvidó de su fidelidad a la ley. “Tenemos que rechazar cualquier pensamiento de que nuestras ciudades son campos de batalla, que nuestros soldados sean llamados para dominar”, insistió en su rechazo.

Trump, una vez más, mintió. Dijo que se felicitaba de haberlo despedido. No fue así, Mattis dio portazo por su rechazo a la retirada de las tropas de Siria que anunció el presidente a principios del 2019.

A pesar de los esfuerzos de la Casa Blanca por depreciar a Mattis, voces de las filas republicanas salieron en su defensa. El general John Kelly, que ejerció de secretario de gabinete en esa época, irrumpió para desmentir a Trump. “El presidente no le echó, ni pidió su renuncia, Mattis es un hombre de honor”.

Los senadores conservadores Mitt Romney y Lisa Murkowski también le apoyaron. “Cuando escuché las palabras del general Mattis –subrayó Murkowski– sentí que tal vez estamos llegando a ese punto donde podemos ser más honestos con nuestras preocupaciones internas y tener el coraje de hablar alto sobre nuestras convicciones”.

Comentarios

  1. Es de creer que Trump cosechará lo que está sembrando en las próximas elecciones. Si los norteamericanos lo vuelven a votar, es porque les gusta un desequilibrado en la Casa Blanca.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares